Cuatro motivos por los que pasar más de dos días en Granada

Cuatro motivos por los que pasar más de dos días en Granada Mágica. Quizá sea la palabra más utilizada para describir esta ciudad. Granada, situada al sur de la Península Ibérica en la comunidad autónoma de Andalucía, entre las montañas de Sierra Nevada y la gran extensión comarcal de la Vega de Granada y bañada, además, por dos ríos, el Darro y el Genil; elementos que han convertido a estas tierras en asentamiento de multitud de civilizaciones a lo largo de los años. Esta ciudad de unos 234.000 habitantes ha vivido miles de años de historia, que nos han dejado resquicios de la misma en cada uno de los rincones que uno pisa cuando viene aquí. Entre estos rincones encontramos el monumento más visitado de España: la Alhambra. La fortaleza roja, el arquetipo más destacado del poder, cultura y arquitectura nazaríes. Granada fue conquistada por los musulmanes en el año 711. En ese momento se la conocía como Gar-Anat (cueva de peregrinos), llamada así por los judíos que la habitaban. Formó parte del Califato de Córdoba hasta que, a principios del siglo XI, este reino se dividió en lo que conocemos como los reinos de Taifas; es entonces cuando nacerá la ciudad de Granada como un reinado individual. En este territorio llegaron a gobernar dos dinastías principales: ziríes y nazaríes, además de otras sociedades como los almorávides y los almohades. Sin embargo, a pesar de que toda esa magia e historia la convierten en una ciudad incomparable, no son muchas las personas que pasan más de dos días aquí. Existe la creencia generalizada de que, al tratarse de una urbe de un tamaño no muy extenso, un día o dos son más que suficientes para conocerla. El objetivo de este artículo es demostrar, con 4 premisas, por qué hay que pasar más de dos días en Granada.

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¿Qué ver en Granada en más de dos días?

La Alhambra, monumento más característico de la ciudad

Para aquellos que no la conozcáis, la Alhambra es una ciudadela fortificada erigida sobre la colina de la Sabika, cuyo origen se remonta al siglo XIII. Estamos hablando del paradigma más importante dentro de la cultura hispano-nazarí. Rodeada actualmente por una muralla de 2.5km de largo, estuvo más protegida aún en su época; 30 torres custodiaban a los más de 19 sultanes que gobernaron Granada entre los siglos XIII y XV. Visitar la Alhambra es viajar en el tiempo; pasear por su Madinat, recorrer los restos de los palacios nazaríes e incluso sentirse un soldado de élite en la torre de las Armas de la Alcazaba. Siete mil personas visitan diariamente los antiguos palacios de los reyes nazaríes, para cuya visita se recomienda siempre un mínimo de consciencia de lo que se va a ver para poder apreciar el gran despliegue de arte, proporción y espiritualidad que embrujan este recinto; hay muchas formas de conocerlo, siendo la más recomendable una visita contratada con guía oficial. Estas visitas suelen durar una media de tres horas. Sin embargo, una vez acabada la ruta el visitante podrá disfrutar de toda la zona libre del recinto, que representa un 70% del conjunto monumental, lo cual se traduce en un día completo en Granada.

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El barrio más antiguo de la ciudad: el Albaycín

Nacimiento de Granada. Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994, este barrio ha visto crecer multitud de culturas rodeando la extensión de la montaña en la que descansa. Los beréberes ziríes construyeron su fortaleza en lo que a día de hoy se considera uno de los miradores más emblemáticos de la ciudad: el mirador de San Nicolás. Ya encontraron estos beréberes restos de un foro romano aquí, pero no será hasta principios del siglo XI cuando los musulmanes asienten su población tras la división del Califato de Córdoba. Un barrio lleno de callejuelas y lugares recónditos que sólo un espíritu aventurero sería capaz de descubrir. Porque el Albaycín es mucho más que su mirador; el Albaycín es un laberinto del que uno no quisiera escapar jamás. Su suelo empedrado y sus callejones de la anchura de una persona nos hacen tomar consciencia de la importancia de la defensa en época medieval. Nos adentramos en un siglo en el que las tecnologías quedan demasiado lejos, por lo que hubo que diseñar estrategias ocurrentes para dificultar el paso del enemigo, provocar la división de sus ejércitos y, así, mantener la seguridad de la ciudad. No obstante, cuando uno pasea por estos lugares no se siente inseguro, ni su preocupación es toparse con el enemigo; la sensación es más bien la de estar en un lugar único en el mundo, alejado del bullicio de la ciudad moderna, donde el visitante se verá abrumado por el encanto propio del barrio. Basta dar tres pasos en cualquiera de las calles que lo conforman para darse la vuelta y visualizar la Alhambra, justo enfrente, tan cerca que parecería que uno pudiese tocarla extendiendo el brazo. Basta pasear por el Huerto de Carlos para empaparse del ambiente multicultural y relajado de Granada, donde su gente pasa tardes enteras al sol tocando música, haciendo malabares o simplemente buscando un hueco donde sentarse a respirar de ese momento en el que dejar de lado las prisas, las obligaciones y las responsabilidades. Basta acercarse a la Plaza Larga y sentarse en una de sus terrazas para disfrutar de la mejor gastronomía granaína.

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El Sacromonte: cuna del flamenco granadino.

Segundo barrio más conocido de la ciudad, anexo al barrio del Albaycín, incrustado en la colina de Valparaíso. Conformado por las famosas casascueva, este área es conocido por ser el lugar donde se mezclan dos culturas: gitanos y árabes. Hubo una época en la que estas dos sociedades convivieron y han desarrollado un tipo de música muy distinto a lo que conocemos hoy en día como flamenco. El flamenco granadino se denomina Zambra, cuyo origen viene del árabe y significa “fiesta”; los gitanos, dedicados durante muchos años al trabajo con metales, entonaban sus cánticos mientras golpeaban los materiales para darles forma. Los árabes, conformando círculos de gente y tocando música en sus celebraciones mezclaron estos sonidos con los propios de la cultura gitana, creándose así un tipo especial de flamenco del cual todos los granadinos nos sentimos orgullosos. Hoy en día el Sacromonte es un barrio ideal para disfrutar de un buen espectáculo de flamenco, existen multitud de lugares donde esta sociedad gitana que aún vive, dedica su vida al arte del baile y del cante, conservando una tradición que encandila a todo aquel que se acerca a ella.

Los bares de Granada

No sólo hablo de los bares de tapas, a los cuales ya se han dedicado multitud de artículos (basta escribirlo en el buscador para que aparezcan Los 10 mejores bares de tapas de Granada). También me refiero a los bares donde acercarse a tomar un botellín de cerveza Alhambra, o esos donde se realizan infinidad de actividades culturales y de ocio. Granada no es sólo su casco histórico, en el centro se puede disfrutar de multitud de actividades en cualquier época del año. Obras de teatro y espectáculos de magia en El Apeadero, conciertos y recitales en el Corral del Carbón, proyección de películas en la Plaza de las Pasiegas, tardes de baile en la Plaza del Carmen o debates y presentaciones de libros en La Qarmita. La tertulia, Bohemia café, Liberia pop club, y la calle más andada por la juventud granadina, Pedro Antonio de Alarcón son, entre otros, los grandes desconocidos del viajero nacional e internacional. Porque visitar una ciudad no es sólo fotografiar sus monumentos; siempre he pensado que no hay nada mejor para conocer una ciudad que mezclarse con sus habitantes. Salir por las zonas donde los granadinos acuden después del trabajo a encontrarse con amigos, celebrar buenas noticias, contar sus problemas para luego olvidarlos a base de sonrisas, será la forma más humana en la que te adentres en nuestra cultura. Granada no es sólo la Alhambra, no es sólo el Albaycín, ni el flamenco, ni la fiesta. Granada es sentir, es vivir. Cada ciudad tiene su encanto, su esencia. La esencia de Granada es sentirse cómodo caminando por cualquiera de sus calles, deleitarse con su ambiente, con su gente, siempre dispuesta a disfrutar (quizá porque han pasado todo el día trabajando) y con su cultura. Por eso tres días en Granada nunca te serán suficientes. Porque te enamorarás de cada una de sus virtudes, y cada momento se te antojará demasiado efímero. Porque viajar no es necesariamente correr de un monumento a otro sin conocer su alma ni su historia; viajar es empaparse de algo nuevo e insólito; viajar es aprender, conocer y crecer. Y qué mejor que hacerlo en un lugar mágico.

Cerramos el artículo aquí, estas 4 razones son suficientes para visitar Granada en más de dos días, no obstante, aún quedan muchas cosas que ver en Granada. Puedes ver todos nuestras visitas guiadas aquí. Tours en Granada, ¡esperemos que disfrutes de la ciudad tanto como nosotros mostrándola!

 

Escrito por: Rocío Salas Sánchez, Guía Oficial de Granada